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Josephine Butler: la luchadora por los derechos de las mujeres en el siglo XIX

驴Qu茅 pas贸 por la mente de Josephine 馃挶 Butler en 1869 cuando decidi贸 lanzarse a un encendido debate nacional? Cuando acept贸 liderar los esfuerzos para derogar las Actas 馃挶 de Enfermedades Contagiosas (CD Acts, por sus siglas en ingl茅s), ten铆a unos cuarenta a帽os, hab铆a perdido a su 煤nica hija 馃挶 amada en una tr谩gica accidente y ya estaba involucrada en lo que se conoc铆a como "rescate"; hab铆a empleado a una 馃挶 mujer liberada de la prisi贸n de Newgate despu茅s de cumplir una sentencia por infanticidio.

En sus memorias, Personal Reminiscences of a 馃挶 Great Crusade, Butler describi贸 sus deliberaciones como llenas de angustia. Ella y su esposo, un director de escuela en Liverpool, 馃挶 sab铆an que da帽ar铆a su carrera. Pero ninguno dudaba de que las actas ten铆an que ser combatidas. Daban a la polic铆a 馃挶 el poder de realizar ex谩menes genitales obligatorios de mujeres a las que cre铆an prostitutas 鈥?pero no de sus clientes 馃挶 masculinos. Si las mujeres se negaban a ser revisadas, eran encarceladas con trabajos forzados. Si se les encontraba una enfermedad 馃挶 ven茅rea, eran recluidas a la fuerza en un "hospital de bloqueo".

El objetivo era prevenir las infecciones ven茅reas entre soldados y 馃挶 marineros, y en un primer momento las leyes solo se aplicaban en ciudades de guarnici贸n y puertos. Pero los reformadores 馃挶 objetaron medidas que consideraban il铆berales, inmorales y m谩s propensas a propagar enfermedades que a inhibirlas, ya que no limitaban la 馃挶 actividad sexual de los hombres infectados.

Incluso antes de 1864, cuando se introdujo la primera ley, la economista pol铆tica y escritora 馃挶 antiesclavista Harriet Martineau hab铆a instado a las mujeres a "levantar sus voces dentro de sus hogares y vecindarios" contra esta 馃挶 "maldici贸n" sobre la naci贸n. La doctora Elizabeth Blackwell, una de las primeras m茅dicas en Gran Breta帽a y una early advocate 馃挶 of sex education, se indign贸 por el fracaso de la ley para "frenar la lascivia" en los hombres mientras penalizaba 馃挶 a las mujeres. Las mujeres en la prostituci贸n mismas tem铆an las leyes por obvias razones, y el suicidio por ahogamiento 馃挶 de una mujer perseguida por la polic铆a se convirti贸 en un caso famoso.

Una Asociaci贸n Nacional para la Derogaci贸n de las 馃挶 Actas de Enfermedades Contagiosas se form贸 en Bristol en 1869, seguida poco despu茅s por una Asociaci贸n Nacional de Damas (LNA). 馃挶 Con Butler al mando, la campa帽a se aceler贸 dr谩sticamente.

En 1870, la LNA aprovech贸 la oportunidad de una elecci贸n parcial en Colchester. Sir Henry Storks 馃挶 era el candidato liberal y un exgobernador de Malta, donde hab铆a introducido leyes similares. Tambi茅n estaba a favor de aplicar 馃挶 las actas a las esposas de los soldados, una sugerencia que horroriz贸 a Butler, quien lo consider贸 una afrenta a 馃挶 todas las mujeres y potencialmente el comienzo de algo incluso m谩s ampliamente amenazante.

Convencida de que los diputados hab铆an evitado deliberadamente 馃挶 la publicidad cuando se aprobaron las leyes, Butler y sus seguidores organizaron reuniones de oraci贸n y distribuyeron miles de folletos. 馃挶 Esto provoc贸 una respuesta furiosa y los abolicionistas fueron atacados repetidamente. Butler fue obligada a esconderse en una bodega de 馃挶 un almac茅n y a abandonar un hotel en el que se hab铆a registrado con un nombre falso en medio de 馃挶 la noche. Pero cuando se contaron los votos, qued贸 claro que las t谩cticas audaces hab铆an tenido 茅xito. Storks perdi贸.

Cuando se 馃挶 habla de "el primer movimiento feminista", a menudo se tiene en mente a las sufragistas. Menos recordado es que este 馃挶 no fue el primer momento en que el movimiento de mujeres brit谩nicas rechaz贸 las t谩cticas de peticiones, cartas y cabildeo 馃挶 a favor de un desaf铆o mucho m谩s directo.

Butler describi贸 la coalici贸n de polic铆a, militares y 馃挶 tribunales que promovieron las CD Acts como 'un poder diab贸lico triple'

En un solo a帽o, Butler se dirigi贸 a m谩s de 馃挶 100 reuniones p煤blicas y viaj贸 casi 4.000 millas. Millicent Fawcett, la sufragista no militar, escribi贸 en 1928 que "tal vez 馃挶 sea casi imposible para nosotros hoy en d铆a comprender cu谩nto coraje y convicci贸n se necesitaba para que una mujer desafiar谩 馃挶 la opini贸n p煤blica en este tema". En una ocasi贸n, una reuni贸n en un granero fue atacada por incendiarios. El coraje 馃挶 f铆sico de Butler frente a la intimidaci贸n violenta, as铆 como sus esfuerzos filantr贸picos en nombre de las j贸venes a las 馃挶 que vio como v铆ctimas de un cruel comercio, impresionaron profundamente a sus seguidores. Pero mientras la prostituci贸n, entonces como ahora, 馃挶 era un tema combustible, los argumentos de Butler iban mucho m谩s all谩 de la objeci贸n cristiana tradicional al sexo fuera 馃挶 del matrimonio.

En el coraz贸n de su determinaci贸n por derrocar las leyes estaba su convicci贸n de que violaban los derechos civiles 馃挶 de las mujeres. En discursos y escritos, cit贸 el principio de habeas corpus 鈥?la prohibici贸n de la prisi贸n ilegal 馃挶 鈥?que consideraba fundamental para la constituci贸n brit谩nica. Aunque los defensores de los derechos de las mujeres hab铆an reconocido durante 馃挶 mucho tiempo las m煤ltiples formas en que las mujeres estaban desventajadas, la campa帽a de derogaci贸n fue la primera vez que 馃挶 el funcionamiento poderoso y legal de una doble moral sexual fue desafiado p煤blicamente por mujeres.

La evidencia presentada a una Comisi贸n Real apunt贸 a un enfoque diferente en Suecia. All铆, 馃挶 se ofrec铆a asesoramiento y tratamiento gratuitos para enfermedades de transmisi贸n sexual en cl铆nicas a todos los que los buscaban. Este, 馃挶 en lugar de demandas irrealistas de abstinencia total, fue el modelo propuesto por los reformadores 鈥?y uno mucho m谩s 馃挶 cercano a un enfoque moderno de salud p煤blica.

Los diputados eligieron mantener el statu quo seg煤n 馃挶 el cual los hombres pod铆an tener legalmente relaciones sexuales con ni帽os

Pero tales nociones progresistas fueron ignoradas, al igual que una 馃挶 recomendaci贸n de que la edad de protecci贸n (consentimiento) se aumentara de 12 a 14. En cambio, los diputados eligieron mantener 馃挶 el statu quo seg煤n el cual los hombres pod铆an tener relaciones sexuales legales con ni帽os (lo que ahora llamar铆amos violaci贸n; 馃挶 la edad se elev贸 a 13 en 1875). Tom贸 m谩s de una d茅cada de campa帽a por m谩s de 100 grupos 馃挶 locales, y muchos a帽os de evidencia que mostraban que las actas no hab铆an frenado la enfermedad, antes de que el 馃挶 parlamento apoyara una moci贸n para suspenderlas en 1883. Butler estaba en la Galer铆a de Damas del Palacio de Westminster, donde 馃挶 a las mujeres se les permit铆a ver desde detr谩s de una pantalla, cuando se produjo el grito de j煤bilo.

Esto no 馃挶 puso fin a la agitaci贸n por las CD Acts. Butler comenz贸 a campa帽ar contra un r茅gimen similar operado por autoridades 馃挶 coloniales en la India, mientras que en Londres el editor del Pall Mall Gazette, William Thomas Stead, orquest贸 un esc谩ndalo.

Indignado 馃挶 por las historias escabrosas de ni帽as que eran traficadas a lo que entonces se llamaba el "comercio blanco", Stead compr贸 馃挶 a una adolescente 茅l mismo. Despu茅s de pagar a un intermediario para encontrar una pareja que estuviera dispuesta a entregar 馃挶 a su hija por una tarifa, se llev贸 a la ni帽a a Par铆s. Con la ni帽a, Eliza Armstrong, colocada en 馃挶 un lugar seguro, anunci贸 lo que hab铆a hecho en carteles con el lema "Cinco libras por una doncella garantizada pura" 馃挶 y una serie de portadas.

La reacci贸n indignada del p煤blico, con multitudes en las calles, llev贸 a la elevaci贸n de la 馃挶 edad de consentimiento a 16 solo unas semanas despu茅s, y a una gran manifestaci贸n en Hyde Park. Un a帽o despu茅s, 馃挶 se derogaron las Actas CD para siempre.

Stead fue acusado de secuestro y encarcelado. Ese mismo a帽o, fund贸 una Asociaci贸n Nacional 馃挶 de Vigilancia (NVA). Inicialmente favorable, Butler se desencant贸 cuando su ret贸rica se volvi贸 m谩s puritana y coercitiva. Mientras que los 馃挶 abolicionistas se opon铆an a la prostituci贸n y apoyaban a las mujeres para que salieran de ella, su objetivo principal siempre 馃挶 hab铆a sido el control otorgado a la polic铆a.

A medida que aumentaron las incautaciones de due帽os de 馃挶 burdeles y mujeres en la prostituci贸n, ella y sus aliados establecieron un grupo rival, la Asociaci贸n de Derechos Personales, que 馃挶 emiti贸 advertencias de "Beware of Purity Societies". A medida que la brecha se ensanchaba, se burlaron de los vigilantes como 馃挶 "aplastadores de personas vulnerables".

En la d茅cada de 1870, decenas de miles de mujeres recurrieron a la prostituci贸n por falta de 馃挶 alternativas. A menudo carec铆an incluso de una educaci贸n b谩sica, y las mujeres estaban formalmente excluidas de muchas formas de trabajo 馃挶 remunerado, la entrada a las profesiones y la educaci贸n universitaria. Las mujeres casadas exist铆an bajo la doctrina legal de "cobertura", 馃挶 lo que significa que pertenec铆an a sus maridos y, legalmente hablando, no ten铆an existencia separada: no pod铆an firmar contratos y 馃挶 solo pod铆an poseer propiedades bajo complejos arreglos de fideicomiso. Las madres ten铆an menos derechos sobre sus hijos que los padres, 馃挶 y las mujeres pobres 鈥?ya fueran solteras o viudas 鈥?a menudo carec铆an de cualquier medio de subsistencia. Aunque 馃挶 Butler hab铆a firmado una de las primeras peticiones sufragistas, las mujeres a煤n estaban a casi medio siglo de distancia de 馃挶 ser autorizadas a votar.

Su an谩lisis de la prostituci贸n fue socioecon贸mico: cuando las mujeres no tienen ingresos y no tienen nada 馃挶 m谩s que vender, se vender谩n a s铆 mismas. Por lo tanto, los esfuerzos de la campa帽a para promover la capacitaci贸n, 馃挶 el empleo y la vivienda (su primer art铆culo publicado fue sobre educaci贸n y trabajos, no la venta de sexo). Aunque 馃挶 profundamente religiosa y comprometida con la castidad como ideal para hombres y mujeres 鈥?una noci贸n profundamente anticuada seg煤n los 馃挶 est谩ndares modernos, influenciada tanto por la falta de control de natalidad como por los riesgos del parto 鈥?no era 馃挶 estrecha de miras de la manera de algunos de sus contempor谩neos. Una de sus amigas, Elizabeth Wolstenholme, vivi贸 durante a帽os 馃挶 en una uni贸n libre "gratuita".

Ahora, 150 a帽os despu茅s, podemos ver f谩cilmente 馃挶 las limitaciones de una campa帽a contra las dobles normas sexistas que no desafi贸 las racistas. Podemos reconocer la iron铆a amarga 馃挶 en el orgullo patri贸tico de Butler por las libertades civiles, dada la sangrienta "escaramuza por 脕frica" que estaba a punto 馃挶 de comenzar, y ver que la etiqueta "esclavitud blanca" fue una forma perversa de apropiaci贸n 鈥?dado que el tr谩fico 馃挶 de esclavos atl谩ntico hab铆a presentado la trata de mujeres y ni帽as negras en una escala masiva y aterradora.

Butler no se 馃挶 llamaba a s铆 misma feminista 鈥?la palabra apenas estaba en uso en su vida. Hoy en d铆a, una referencia 馃挶 a la famosa feminista "J Butler" ser铆a mucho m谩s probable que indicara a Judith, la fil贸sofa estadounidense, que a Josephine, 馃挶 la reformadora inglesa. Pero su legado sigue siendo altamente relevante. El abuso, por parte de hombres depredadores, de los poderes 馃挶 policiales para explotar y da帽ar sexualmente a las mujeres sigue siendo un tema vivo, despu茅s del violaci贸n y asesinato de 馃挶 Sarah Everard, la condena del violador en serie David Carrick y otros casos similares. El fracaso general del sistema de 馃挶 justicia penal para proteger a las mujeres de la violencia sexual ha sido un tema de feministas durante d茅cadas.

Las leyes sobre la 馃挶 prostituci贸n siguen siendo controversiales y la enorme escala de la industria sexual en l铆nea, particularmente la pornograf铆a, ha devuelto el 馃挶 tema de la venta de sexo y la violencia asociada a 茅l a primer plano. Mientras que los liberales y 馃挶 los libertarios creen que las personas deben ser libres de alquilar sus cuerpos para prop贸sitos sexuales si as铆 lo eligen, 馃挶 los feministas radicales piensan que la venta de sexo es inherentemente explotadora, peligrosa y conducente a una cultura en la 馃挶 que la entitledness sexual masculina es la norma. El a帽o pasado, el comit茅 de asuntos internos recomend贸 la prohibici贸n de 馃挶 las p谩ginas web de lenocinio y dijo que el gobierno deber铆a considerar la criminalizaci贸n de todos los actos de pago 馃挶 por sexo 鈥?mientras despenalizaba el acoso para proteger a las v铆ctimas de trata. Mientras tanto, los funcionarios de polic铆a 馃挶 de alto rango han advertido que la pornograf铆a violenta est谩 contribuyendo a un "aumento preocupante" en el abuso infantil.

En el 馃挶 pasado, me inclinaba por la legalizaci贸n y la regulaci贸n de la prostituci贸n, pero cambi茅 de opini贸n. El enorme impulso a 馃挶 la industria del sexo debido a la tecnolog铆a digital est谩 llevando a las sociedades humanas a algunos lugares oscuros, que 馃挶 creo que los humanitarios, as铆 como los feministas, deber铆an resistir en茅rgicamente.

Mis objeciones no son religiosas. Pero no tienes que compartir 馃挶 la fe cristiana de Butler para apreciar su importancia. Al igual que algunos de sus contempor谩neos y generaciones posteriores de 馃挶 activistas de derechos civiles, ella se bas贸 en las ense帽anzas de Cristo al establecer su filosof铆a sexualmente egalitaria y 茅tica 馃挶 de atenci贸n. En sus 煤ltimos a帽os, escribi贸 un libro sobre la santa del siglo XIV, Catharine of Siena.

Millicent Fawcett escribi贸 馃挶 que "ninguna otra mujer en la historia ha tenido una influencia tan lejana". Los campa帽eros contra las CD Acts no 馃挶 establecieron los primeros grupos solo de mujeres. Pero esto fue la primera vez que un movimiento aut贸nomo de mujeres en 馃挶 Gran Breta帽a se dirigi贸 con tanta fuerza a un asunto pol铆tico dom茅stico espec铆ficamente en nombre de mujeres y ni帽as. Fue 馃挶 un desaf铆o valiente a las instituciones dominadas por hombres que las feministas vendr铆an a conocer como la patriarcado 鈥?y 馃挶 un ejemplo inspirador de la fuerza de la hermandad.

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